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¿Tienen los socialistas buenas intenciones? - Grant Babcock

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En discusiones de ideologías liberales (según el término norteamericano de “liberal”) los socialistas son frecuentemente alabados por al menos tener buenas intenciones, aunque sean ingenuas o ignorantes – a diferencia de los fascistas, quienes tienen la intención de causar daño a ciertos grupos de personas. Mientras se sobreentiende que los fascistas tienen malas intenciones, la comparación los coloca en un estándar muy bajo para los socialistas. El admitir que los socialistas tienen buenas intenciones les confiere demasiado mérito. Antes de continuar, es necesario aclarar a lo que me refiero con “socialismo.” El socialismo es cualquier ideología en favor de someter la producción económica al control democrático, ya sea una democracia representativa o más directa. Es decir, en lugar de actores económicos individuales – con derechos garantizados sobre su trabajo y su propiedad – tomando decisiones sobre qué y cómo producirlos, dichas decisiones son tomadas de manera políti

Cómo el capitalismo nos salvará (Steve Forbes - 2009)

Todos conocemos el discurso sobre el capitalismo: que es fundamentalmente codicioso e inmoral. Que empodera a los ricos para que puedan seguir enriqueciéndose a costa de los pobres. Que los mercados libres son espacios Darwinianos donde los más despiadados oprimen injustamente a los competidores más pobres y donde el costo de los bienes y servicios básicos como salud y energía se encuentran casi fuera del alcance de quienes más lo necesitan. El capitalismo también ha sido acusado de una gama de males sociales, desde la contaminación del aire hasta la obesidad. No sólo hay personas educadas y altamente exitosas que se creen este discurso negativo, sino que el mismo es enseñado en nuestras escuelas. Ha moldeado el pensamiento y los análisis de nuestros líderes de opinión más influyentes, escritores, pensadores y hacedores de políticas en ambos partidos políticos. Mucho antes del colapso de la bolsa de valores, antes de que ejecutivos de AIG y Gerentes del sector automotriz fueran e

La Carga del Pobre - William Easterly

Hace ochenta años, una depresión cambió la manera en que vemos la pobreza. El mundo tardó décadas en recuperarse y recordar que si la gente tiene libertad,  terminará prosperando. Ahora, bajo la advertencia de otra catástrofe masiva,  el miedo que nos llevó a depender del gobierno para arreglar la pobreza se está difundiendo de nuevo, y amenaza con deshacer muchos de los avances que hemos logrado. ¿Será que Richard Fuld, el desaventurado gerente general de la ya difunta Lehman Brothers, terminará siendo recordado por la historia como el padre del socialismo boliviano? Si aprendemos las lecciones equivocadas del desplome financiero global del 2008 es bastante probable que éste termine siendo el caso. Esto se debe a que el desplome llegó en un momento crucial en la lucha global contra la pobreza. Para Bolivia – y muchos otros países– la crisis representa mucho más que un giro negativo temporal; puede llegar a representar el final de una de las aperturas a la prosperidad más gran